Bruselas impide la operación maquillaje de Montoro
“Estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros”. Esta famosísima frase de Groucho Marx podría ser una de las bases de la construcción de cualquier estadística. Es conocido por todos que los datos que se publican no reflejan todo lo fielmente que podrían la realidad. Pero si hay unas cifras que se maquillan con más o menos tranquilidad son las que publican los ministerios españoles.
Uno de los ejemplos más claros es el paro. Mientras que Empleo recoge los apuntados a las oficinas del INEM, la Encuesta de Población Activa (EPA) que elabora el INE incluye a todos los desempleados, inscritos en las listas o no.
No obstante, la diferencia entre ambos datos (la EPA arroja un millón de parados más que Trabajo) parece excesiva y el motivo no es otro que la eliminación de las listas de los desempleados que están realizando cursos de formación o reciclaje. Se sospecha que este truco blanquea unos 500.000 parados.
Por el momento, en Europa no nos han llamado la atención por estas cifras ya que Eurostat, su oficina estadística, suele ceñirse sólo a los datos aportados por el INE, que reflejan mejor la realidad del mercado laboral. Pero esta comprensión de Bruselas parece haber llegado a su fin con los datos del déficit de 2012.
Hace unas semanas, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, compareció orgulloso para decir que el déficit español había sido del 6,74% del PIB (sin contar más de tres puntos correspondientes a las ayudas a la banca). Pero esta alegría apenas ha durado unos días, puesto que Bruselas se ha dado cuenta de uno de los trucos utilizados: retener devoluciones a los contribuyentes para engordar la cifra de ingresos.
De repente, el déficit subió al 6,98% del PIB, que, en realidad ronda el 10,2%, puesto que lo de no contar las ayudas a la banca por la seguridad de que las van a devolver es mucho descontar.
Y muchos aún temen más revisiones por parte de Hacienda. En 2011, las cifras que anunciaron las comunidades autónomas fueron creciendo progresivamente hasta añadir un punto más de déficit del inicialmente anunciado, dejando en el 9,4% del PIB el desfase entre gastos e ingresos de España.
La credibilidad es uno de los principales activos de un Gobierno y Montoro debería saberlo mejor que nadie. Enfrentarse con Bruselas para esconder dos décimas de déficit parece lo suficientemente absurdo como para sospechar que, quizá, aún queda más por salir a la luz. Mientras tanto, Montoro decidió esconderse y mandar a su número dos a explicar el mosqueo de Eurostat.
Inés Calderón (Valladolid, 1981) es licenciada en Periodismo y Ciencias Políticas.Toda su carrera se ha desarrollado en el ámbito de la información financiera y actualmente es redactora en Invertia y colaboradora en Sueldos Públicos. t: @ines_calderon.