Cada día que pasa me estoy convenciendo más de que al mercado le cuesta más trabajo seguir subiendo, lo que en no mucho tardar puede traducirse en una nueva y quizá importante corrección.
Las señales de que no apuntan buenas formas son un día si y otro también, las importantes oscilaciones que estamos viviendo en un buen puñado de valores, lo que se traduce en volatilidad, en miedo y sobretodo en no querer ser el último en entrar, digamos que todo anda algo revuelto y un poco loco.
Es cierto que en estos niveles, la psicología juega un papel esencial y por la cabeza de más de uno y de dos pasará que el recorrido que puede quedar hacía arriba es menor y el que hay hacía abajo se incrementa sustancialmente.
Además, nos encontramos con determinadas variables económicas que vienen avisando de que no todo esta funcionando como debería, no quiere decir esto que no exista solución al problema, pero si que puede suponer la entrada en un periodo de tensión, de inestabilidad y una mayor incertidumbre, de hecho, diría que ya estamos dentro de ese periodo de inestabilidad, que es la causante de que los índices un día estén apuntando a los 14.000 y otro día a los 15.000 puntos.
Unido a todo esto me encuentro con que mi cartera que quincenalmente renuevo y que se ha podido seguir hasta la fecha en www.carteras.org llego a marcar en Febrero una rentabilidad superior al 50% contando a partir del mes de Octubre del pasado año. A partir de esa fecha, el mercado ha empezado a actuar de una forma diferente, se ha vuelto más complejo y hasta la fecha me encuentro con dificultades para conseguir mejorar lo que hace el mercado, tanto así, que mi rentabilidad a caído casi hasta el 30%.
No me cabe duda que estamos ante un cambio de sentimiento, al que de aquí a poco tiempo habrá que adaptarse, o mejor dicho, estar ya adaptados. Es muy posible, que en las grandes jornadas de euforia, algunos grandes inversores hayan aprovechado para empezar a reestructurar sus carteras y ahora en el momento clave, cuando es preciso conquistar un nuevo máximo y que el dinero entre con fuerza, nos encontramos con que ese dinero no aparece.
Sin ir más lejos, algunos grandes ya están deshaciendo posiciones en la renta variable española, en busca de alternativas más ventajosas, valga como ejemplo Amancio Ortega, a través de Keblar, aunque por el momento con una escasa rentabilidad para la cartera del empresario gallego. Mucho mejor le va a Alicia Koplowitz, que a través de su sociedad patrimonial Morinvest ha reducido su exposición en renta fija ante la caída de los bonos, al igual que Ortega, pero en su lugar ha incrementado su participación en la renta variable extranjera de una forma más provechosa a través de los gestores de Bestinver.